«Los nombres no son algo que se diga desde lo alto de la cabeza, son algo que se forma en los pulmones». Antonin Artaud

Ramón.—Cuando aludes al rojo me hace pensar en el gesto…, tienes una manera muy particular de asumir el gesto desde la estructura.

Txaro.-Sí, sin embargo cuando utilizo el rojo, lo hago en superficies planas, para incrementar lo estructural y reducir el gesto, tratando de mantener la energía orgánica del gesto.

R.-En tu obra anterior el gesto se ilustrada más a sí mismo. Ahora el icono está imbrincado en la estructura. La obra transmite una carga más contenida, como enfriada…

Tx. Más que enfriada diría templada.

R. … templada…

Tx. Sí, hace alusión a un carácter que es diferente respecto a lo que ha sido el expresionismo, caliente, y a lo que ha sido el minimal, frío.

R. Hay cosas que has eliminado y digerido, como el tejido de la pintura que te había preocupado anteriormente.

Tx. De todas maneras, no es tanto el tejido de la pintura, es decir la trama material, como el tejido en el sentido de acumulación y resumen estructural, de diversos elementos no sólo materiales sino también temáticos.

R. El poder es una motivación, una preocupación, un concepto, que necesita una imagen que tenga la suficiente carga poética, una imagen-llave que permita hablar de ese concepto. Y esa imagen-llave para hablar del poder es por ejemplo, la columna; yde ahí llegaste a la serie «El Sótano», que es la primera serie… Ahora hablas de voz, de respiración artificial y utilizas conceptos como cuerpo y repetición, imágenes-llave que además de ser concepto y tema, en el caso de la repetición, es también método, es decir, se refiere a un operar en el concepto y a un procedimiento metodológico.

Tx. Me intereso por el cuerpo como lugar en el que se realizan las operaciones de poder y como una fuente de resistencia a dichas operaciones. Pero «El Sótano» no está relacionado tanto con el poder sino con la nostalgia de la unidad. Trabajo con otro concepto abstracto estructural: la multiplicidad, la unidad es parte al lado de las partes y ello me permite mayores heterodoxias en los temas: el cuerpo, los sueños, la experiencia corporal y bueno, otros temas que has mencionado,

R. Que hables de heterodoxia me parece un síntoma de esa voluntad de oxigenarse, con respecto a las academias que de algún modo heredamos y que pueden ser tanto losa como sustento, es decir, o te atragantas con ello o te alimenta.

Tx. En relación a lo que viene llamándose «escultura vasca», la serie «Respiración artificial» quiere ser un guiño a la escultura de Oteiza «Respiración espacial», guiño que tenía bastante de contemporaneidad, por artificial. Obras como «Ozono» dentro de la misma serie respondían a una situación meteorológica, de conflicto existencial y mundial. Era consciente que no quería trabajar desde una negación edípica con respecto a aquellas fuentes de las que había aprendido.

R. La posición edípica y negativa respecto a los modelos es completamente estéril, como un grito-pataleta sin rendimiento. Por otra parte, vemos actualmente a nuestro alrededor, obras que en vez de usar las posibilidades sencillamente las enuncian.

Tx. Sí, te refieres a obras que amontonan códigos y tematizan esta relación negativa y patológica respecto a los modelos. Yo no pretendo tematizar una negación. Justamente el tener un cuerpo como herencia y memoria es posibilidad de hacer cosas y no precisamente en negación a esa herencia sino un trabajo que sea generado por nuestras propias obsesiones y nuestras propias repeticiones.

Diálogo con Ramuntxo Arnaiz. Junio, 1989.

Texto en el catálogo «Exposición. José Miguel Ascunce, Txaro Fontalba, David Lainez, Pedro Osakar, Jesús Poyo, Dora Salazar». 1990.