El pasado día 20 tuvo lugar en el Condestable de Pamplona la mesa redonda «GAME» sobre Género, Arte, Museo y Economía, en la cual participé. Publico una ampliación del texto que leí en la presentación.

game festival de miradas de mujeres

El tema del género y del arte y de la relación género y arte, se relanza y recomienza con cada generación, esto es indicio de su importancia y de que no es algo que se resuelva sino que se renueva cada vez. [1]

Me gustaría poner en evidencia y aportar datos que revelan la escasa visibilidad del trabajo del arte producido por las mujeres y la escasa visibilidad de las mujeres artistas. Existe una gran desproporción en la representación de las artistas españolas frente a los artistas españoles. [2] La actual crisis del capitalismo global se agrava a tal velocidad, que se hace muy evidente la acelerada precarización del trabajo cultural y artístico. La mayor incidencia en el trabajo de las mujeres artistas pone en evidencia la fragilidad de los avances en la igualdad social y política entre hombres y mujeres.

Vuelvo la vista atrás y busco otros indicios. Me gustaría ofrecer algunas pinceladas que tienen que ver en parte con mi experiencia personal y con el contexto del arte en España en la década de los 90, que es cuando yo iniciaba como artista visual un conjunto de obras que se referían al cuerpo sexuado y a lo femenino como mascarada. Mi obra se centraba en las cuestiones de género y en la des-identificación con los tópicos, figuras y arquetipos de la feminidad. Llego a la década de los 90 como artista joven en un momento en que había no sé si muchas, pero estaban de «moda» las exposiciones colectivas de mujeres. La primera que aborda la cuestión del feminismo en España, titulada 100% es del año 93, una fecha tardía si lo comparamos con otros países. Esta tendencia creciente de exposiciones de mujeres venía ya ocurriendo desde la década de los 80, bajo el criterio de «discriminación positiva» y de lo «políticamente correcto». El arte feminista se convirtió en parte en una puesta en escena a la moda, como he dicho, que tuvo su incidencia también en museos y galerías. Yo misma participé en algunas de estas exposiciones. [3]

En los 90 también proliferan las traducciones de importantes publicaciones feministas y de la teoría del género que procedían principalmente del mundo anglosajón. Asimismo se publicaron importantes textos teóricos también de autores nacionales. [4] Estoy de acuerdo con Estrella de Diego cuando manifiesta que a pesar de las publicaciones que circularon y las exposiciones que se celebraron, aquello fue una tarea insuficiente. Tampoco pasaba desapercibido que algunas de las llamadas «exposiciones de mujeres» carecían de una base teórica sólida y no sólo no contribuían a cuestionar estereotipos de género y sexo, sino a veces era todo lo contrario y servían para reforzarlos. Los referentes que existían eran casi siempre extranjeros, una visión de la realidad a través de libros directamente importados. Y ocurría que para que una obra de una artista fuera reconocida y admitida por la crítica, parecía exigirle similitudes con artistas mujeres de la órbita internacional. El discurso crítico y teórico parecía «colonizado», importado del mundo anglosajón y con frecuencia se aplicaba como simple mímesis o traducción, sin atender a la producción propia, local y nacional.

Y a esto debemos añadir que estamos en un terreno casi de ausencia de genealogías propias que aborde la relación entre arte y feminismo en España. Lo que hay es fragmentario e incompleto. [5]

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Volviendo a mi caso particular, he sido una lectora ocasional de teoría de género, he leído de soslayo textos, libros, autoras, autores y de un modo discontinuo en el tiempo. He mirado a los feminismos al sesgo. [6]

El feminismo, o así lo entiendo, habla de cómo hacerse un lugar en lo social como sujetos sexuados. Desbarata tópicos, arquetipos de lo femenino, cuestiona los roles sexuales y sociales. Habla de la identidad y a la vez de su cuestionamiento. No hay un modelo para saber cómo ser mujer, ni cómo ser hombre. No hay una respuesta única. La mujer no es una realidad fija, el cuerpo es un lugar abierto a diversas posibilidades. El cuerpo es una situación, desde la cual se actúa, se tiene capacidad de actuar. Y en cualquier caso, todos los feminismos tienen en común advertir y demostrar que las diferencias anatómicas, psicológicas entre hombres y mujeres no pueden servir para justificar la no igualdad de derechos civiles, políticos y laborales.

Yo particularmente me he sentido más identificada o interesada por aquellos escritos de teóricas y teóricos que incluían el concepto o la noción de inconsciente. El concepto de inconsciente es útil para poder ubicarse fuera de una definición rígida de la diferencia sexual. El inconsciente, como quiera que se lo teorice, es el fundamento a partir del cual se pueden rebatir y transformar las definiciones rígidas de lo masculino y lo femenino. Frente a feminismos que defienden concepciones que entienden sexo y género meramente como constructos sociales, convención social, yo me inclino más por la idea de que la diferencia sexual no puede ser ni reducida a lo dado biológico ni estar enteramente constituida a partir de las prácticas sociales. Sabemos que la anatomía por sí sola no determina la identidad sexual y tampoco la identidad sexual puede ser reducida enteramente a lo cultural. En ambas posiciones sexuadas masculino y femenino, nos las tenemos que ver con la ausencia y la presencia, el ser y el tener, la falta y esto es común para hombres y mujeres, es el destino de hombres y mujeres por igual. Los seres hablantes nos insertamos inconscientemente en una posición masculina o femenina de acuerdo con nuestras identificaciones psíquicas, de objeto, pulsionales, independientemente de nuestro sexo biológico. Lacan lo dice explícitamente: «A cualquiera, esté o no provisto de atributos de la masculinidad le está permitido inscribirse en lado o posición femenina». [7]

En los 90 comencé una serie de obras en las que aludía al cuerpo sexuado y representaba atributos y órganos sexuales femeninos y masculinos mezclados, travestidos, transgenéricos. En esta serie de obras realizaba una reinterpretación o lectura del urinario de Duchamp. Buscaba desbaratar los géneros, pasar de un lado a otro de los géneros o hacer indiscernible elementos de lo femenino y lo masculino. Incluía un lugar a un interlocutor hombre, tomaba en cuenta a un destinatario, o aludía a lo masculino como disfraz mediante la apropiación de algunos de sus atributos.

Posteriormente he tratado en mi obra el tema de la anorexia, una enfermedad que tiene mayor incidencia en las mujeres. Y también he interpretado y realizado relecturas de figuras femeninas como Salomé, Antígona y Medea, figuras femeninas extremas, violentas, en conflicto con su propia feminidad o posición femenina.

Y en la actualidad estoy trabajando sobre el «amor», y en particular sobre la carta de amor. El feminismo ha cuestionado el amor romántico y desde la crítica al patriarcado lo ha considerado como una de las principales causas de la brecha existente entre hombres y mujeres. Para el feminismo, desde sus inicios, el amor constituye una práctica cultural que obliga a la mujer a aceptar (y amar) su propia sumisión. Una cárcel de amor. Es cierto que en la esfera amorosa hombres y mujeres ponemos en acto nuestras divisiones profundas, no exentas de conflictos. El feminismo consecuentemente ha planteado la lucha de poder en el centro mismo del amor y la sexualidad. Pero de lo que el feminismo no da cuenta es que durante los periodos en que el patriarcado desempeñaba un papel mucho más poderoso que hoy en día, el amor cumplía un rol mucho menos significativo en la subjetividad femenina y masculina. El feminismo no da cuenta de la relevancia del amor para las mujeres, y también para los hombres, en la actualidad. Siendo consciente que esto plantea numerosos escollos:

– ¿No podemos pensar que la prominencia cultural del amor en la actualidad parece vincularse con una disminución del poder masculino dentro de la familia y con un incremento de la igualdad y la simetría en las relaciones de género? ¿Esta tendencia igualitaria que propicia la ideología del amor no tendría cierta capacidad para subvertir el patriarcado desde dentro? ¿Sería posible un pensamiento de lo amoroso, un sujeto enamorado que se sitúe fuera del patriarcado ancestral?

– El capitalismo actual promueve la homogeneización de los sujetos, tiende a borrar la diferencia existencial y sexual de cada uno. ¿No facilita esto la absorción de lo subjetivo en la forma mercancía, mediante los dispositivos tecnológicos, lo performativo y la autopresentación?

– El amor nos aleja de la concepción o la experiencia de nuestra existencia como determinada por la biología. Se hace necesario dar cuenta y señalar las dificultades que tenemos hoy tanto las mujeres como los hombres para disponer o desplegar la posición sexuada fuera de la competencia y la agresividad. Esto tiene sus efectos en la posibilidad del lazo social, el reconocimiento de la dependencia mutua y la aspiración a una política que aborde la condición vulnerable de los cuerpos, el mantenimiento de la cultura material y el cuidado mutuo, en capitalismo de hoy.

Tengo un blog dedicado a este tema.

[1] Terminé mi presentación diciendo que «recomenzamos cada vez». Esta es la sensación que me produjo el vídeo de presentación del Festival de Miradas de Mujeres en Navarra donde se intenta capturar la atención desde la mínima expresión de la autorrepresentación, con aceptación implícita de que para el reconocimiento tienes que exhibirte, colocarte en un escaparate, bajo la forma mercancía.

Debo hacer notar también que en la mesa redonda cuyos temas de entrada estaban enunciados con claridad -Género y Arte, Museo y Economía-  nadie se refirió al feminismo, excepto yo misma.

Agradezco a Sofia Albero, presente entre el público, que haya señalado que efectivamente no partimos de cero en el debate de la visibilidad de las mujeres artistas, sino que hay que contar con el valioso trabajo previo de reflexión realizado por muchas teóricas y artistas anglosajonas y españolas.

En los tiempos actuales, donde la economía se impone como la ideología hegemónica, son urgentes otros paradigmas globales de lucha política: «El obstáculo de hoy es que parece haber sólo dos caminos abiertos para el compromiso socio-político: o jugar el juego del sistema, comprometerse en una »larga marcha a través de las instituciones», o actuar en los nuevos movimientos sociales, desde el feminismo a través de la ecología al anti-racismo. Y, de nuevo, el límite de estos movimientos es que ellos no son políticos en el sentido del Universal Singular: ellos son »un movimientos contra un sólo problema», que carecen de la dimensión de la universalidad, es decir, no se relacionan con la totalidad social.» Salvoj Zizek en ¡Bienvenidos a tiempos interesantes!

[2] Son datos preocupantes los que aporta el MAV sobre Arco 2014: en su conjunto el porcentaje que representa a mujeres artistas españolas se ha reducido del 7% de la edición ARCO Madrid 2010 –última edición con datos conocidos- a un 4,4% en el último año.

Otros datos de interés: Según el Informe MAV nº 5 (2011) sobre exposiciones individuales en 22 centros de arte contemporáneo desde 1999 a 2009, el porcentaje de exposiciones individuales de artistas españolas es 9,4%. Según el I Informe MAV nº 7 (2011) sobre 10 museos de arte contemporáneo en España, la presencia de artistas españolas en sus colecciones es el 13% y de obras de artistas españolas, el 10,4%.

[3]Transgenéric@s”. Representaciones y experiencias sobre la sociedad, la sexualidad y los géneros en el arte contemporáneo, 1999. “Cómo nos vemos”. Imágenes y arquetipos femeninos.1998-1999.

[4] Destacar las publicaciones de  Juan Luis Moraza, Estrella de Diego, José Miguel Cortés, Juan Vicente Aliaga. También  las aportaciones de Carmen Navarrete, Fefa Vila, Patricia Mayayo y Sergio Rubira. Agradezco a Sofia Albero que aporte otras referencias como són: Beatriz Preciado, Amelia Valcárcel, Marina Núñez, Itziar Ziga, Rocío de la Villa, Marian López, entre muchas otras.

[5] Consultar el resumen sobre las Genealogías en «Arte Español Contemporáneo 1992-2013» por Sergio Rubira, pág. 264.

[6] Miro al sesgo a los feminismos, lo cuál no impide tener una perspectiva de género en mi obra y en vida.

[7] Lacan y el posfeminismo. Elizabeth Wright. 2000

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