G. ELORRIAGA

Sábado, 13 octubre 2018

El Correo

Txaro Fontalba convierte órganos humanos en entes autónomos con carga ideológica.

Txaro Fontalba acude al interior para dar cuenta de los conflictos externos, habla del individuo y su relación con el medio a partir de lo más oculto, sus órganos. En ‘Deslenguadas y otras tartamudas’ aborda la subjetividad femenina a través de la lengua, símbolo de esa dificultad o incapacidad para comunicar de la subjetividad femenina, lastrada por la historia, la incomprensión y tanta barreras físicas y mentales. El punto de partida de este proyecto es una muestra anterior en la que debía dialogar con la forma oteiziana. «Cogí el sonema, la parte material del fonema para hacer frente a ese legado tan masculino», explica.

Dos esculturas con forma de lengua cuelgan en el espacio de La Taller. Pueden ser dos ‘punching balls’ o dos cuerpos inertes, dos tótems, o sendas piezas de carnicería, quizás sugieren fracaso o aludan a la facultad de producción de lenguaje, a la palabra como herramienta de trasmisión de conceptos y cambio. La artista navarra acostumbra a objetualizar los órganos humanos y convertirlos en contenedores políticos.

El corazón, el útero, los intestinos o la laringe, se cargan de función, simbolismo y destilan ideología, sobre todo en los territorios relacionados con la mujer y su rol público. «Es una disección que permite cierta confusión entre interior y exterior, una cierta indeterminación», alega. «La lengua tiene una función de masticación, pero también de fonación, esa concurrencia me fascina. La carga simbólica proporcionada por la historia me proporcionan un valor a partir del que puedo trabajar».

Las imágenes de Fontalba son poderosas, e, incluso en el dibujo, prevalece su objetivo escultórico y la vocación de jugar con los planos. «El órgano se convierte en cuerpo, asume un protagonismo, se transforma en un ente autónomo que incita a la reflexión», señala y, a pesar de la rotundidad de la propuesta formal, conviven miradas directas y de soslayo. «Hay velos, elementos escondidos y un interés creciente por acercarme al lenguaje, con esa lista de palabras tartamudas, dotadas de semejanza silábicas, que quieren huir de su destino y convertirse también en algo material».

 

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