Huysmans confesó haber sentido, recorriendo una exposición de cuadros de Moreau, “la impresión del onanismo espiritual, repetido, en una carne casta”. Duchamp, refiriéndose a la Fuente, ese readymade masculino, aludió al placer de observar su casta simplicidad de línea y color. “No se tiene más que: por hembra el urinario y de eso vivimos” (Duchamp). Octavio Paz recuerda que en su juventud Duchamp se interesó por Jules Laforgue: «la historia humana es la histoire d’un célibataire”. Schopenhauer revisado y corregido: el mundo es la representación de un yo solterón.

No parece que la elección de los readymade tuviera dictada por ninguna teoría de la indiferencia, ausencia de gusto o neutralidad artística. Más bien tuvieron en su origen una intencionalidad temática, fundamentalmente sexual. (1) “Creo mucho en el erotismo, porque es verdaderamente una cosa bastante extendida en todo mundo. Reemplaza lo que otras escuelas literarias denominaban Simbolismo, Romanticismo. Podría ser otro «ismo»”. (Duchamp). Obsesiones temáticas del XIX -la inmediatez erótica, la iconografía del deseo, la misoginia masculina- las eleva Duchamp a Gran Árte (mental): el protagonismo de la imagen (signo/objero) de la mujer artificial (amante estéril/mujer fatal) en oposición a la mujer natural. (2).

De esa Dulcinea imaginaria a la mujer desnuda percibida a través del agujero como «revelación final”, “la idea se convierte en mujer” (Nietzsche). Pero la mujer para ser «verdad” necesita operar a distancia, “sólo llegaría a ser verdad profunda, cruda, deseable, bajo el efecto de un velo: que la cubra” (Derrida). La obra (la idea) como la mujer necesitan del enigma, de la simulación del enigma. El perfecto uso del malentendido (3) como enigma constituye el sentido: presentar un objeto para poner de manifiesto una idea mediante una serie de desciframientos-disfrazamientos. “Es precisamente porque Rembrandt no es nada de lo que la posteridad le ha atribuido por lo que subsiste” (Duchamp). La obra de Duchamp aparece velada por la luz, ocultada por la idea: un efecto de claroscuro invertido. El eco de sus silencios y las sombras de sus manuales son los “golpes de mano”, las pistas y trampas “mentales” que preparan la escenificación descreída y moral (4) del mito de la ocultación y velamiento del enigma (mujer) y del desvelamiento de la verdad y de la transparencia de la idea (desnudamiento) (5), al servicio de un ritual del acto creador masculino y de la leyenda del autor alargada por la crítica. “Por lo demás, siempre son los demás los que mueren” (Duchamp).

(1) “Los readymade son mordaces aforismos de un moralista desencantado y cínico” (Manterola)

(2) “Se trata, sobre todo, de uma negación de la mujer en el sentido social de la palabra, es decir, la mujer esposa, la madre, los niños». (Duchamp)

(3) “El malentendido era para Duchamp la precondición de la supervivencia” (Ramírez)

(4) El propio Duchamp se autocalificó de “cartesiano obligado a colgar los hábitos”.

(5) “Mientras más se desviste, más se niega”. (Paz)

Texto publicado en el catálogo X Muestra de Arte JovenMuseo Nacional de Antropología, Madrid. 1994