Colección de 208 sueños recopilados desde enero de 2020 hasta junio de 2021, comprendiendo el periodo del confinamiento por la pandemia del covid.
“Sueñario” es un proyecto sobre narrativa onírica, una indagación sobre el sueño como manifestación primera y más subjetiva de la vida humana.
«Sueñario» es un diario de sueños. Escribir con los ojos cerrados. Contar con los ojos abiertos. «No existe otra descripción del sueño que la hecha por el hombre que despierta.» (Benjamin).
Me gusta considerar el sueño como materia prima, materia textual, como actos involuntarios de creación. Los sueños tienen su propia entidad narrativa, del mismo modo que la tiene un poema, un relato u otra expresión literaria. Son significantes que quedan como piezas sueltas de un puzzle que no podrá ser completado. Los sueños son también materia a explorar, a descifrar, a escuchar, cuyo polo opuesto es el despertar. Los sueños se dan como viajes fragmentarios, interrumpidos y recurrentes, que se ofrecen al conocimiento, como parte de la vida, la parte en sombra de la vida.
Sabemos que en el momento en el que se cuenta un sueño penetramos en un universo de contradicción y que en parte lo estamos traicionando. Tenemos un acceso muy limitado y falseado al universo de los sueños. Nos alejamos del origen orgánico de sueño, del animal soñador que somos. Para Freud, la diferencia más importante entre el sueño y el chiste, ambos vinculado al inconsciente, reside en el comportamiento asocial del sueño.
Pero ¿qué es un sueño si no lo compartimos, si no lo contamos? ¿No compartía también Freud sus sueños en sus libros y cartas? ¿Y no se acaba soñando para contar y escribir los sueños?. «Creía que anotaba los sueños que tenía: me di cuenta de que, muy pronto, solamente soñaba para escribir mis sueños» (Perec).
Y si los sueños participan de la historia, como quería Benjamin, ¿tienen los sueños todavía algo que decir?
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